MEDEA
Arrojé las piedras
que pesaban en el abrigo.
Me despojé del tiempo y la capucha.
Reflexioné sobre la venganza.
Inspiré los versos del silencio
que me empujaron a gritar
desde la cárcel de una silla nominada.
Ese era mi sitio, la posición, el programa,
la excursión, la cueva, el nombre,
la paloma, un enchufe
toda la sala.
Arrojé las piedras
y eché a andar por el papel,
en blanco.
Isabel Mendieta Rodríguez
Derechos Registrados
Imágen: Mayte Yerro
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