LUCIERNAGAS
El dolor huele a naftalina
y las cuentas del rosario se desgastan
con nuestra letanía de pasos
que no llegan a juntarse.
Voy a asomarme a la terraza
en el que las luciérnagas
regalen constelaciones.
Soplarán otros vientos
en esta primavera ya estrenada
con nuestra canción de fuego,
para acallar las voces del silencio.
Soy más de lo que estoy
asomada a tu balcón de sueños
Isabel Mendieta Rodríguez
Derechos Registrados
Imagen: en la red
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