SANTOS
Convertidos en santos,
guardamos entre bordados los silencios
que se ofrecen en cada procesión de versos,
si trascurre por la ruta de los días,
laborales y festivos,
como tabla de otro sacrificio.
Convertidos en la fe de las letras,
humanas ellas,
cálidas como estas horas de verano
que no termina de despedirse,
creo en la belleza de tu palabra,
creo en la belleza de tu palabra,
me visto de viaje hacia el rincón de nuestro pasado
y saludo a las polillas que bebieron del azul,
tan presente…
Las manos oran nomeolvides
las velas cantan el lenguaje de las sombras
que de lejos nos vigilan,
y en la espera del final de este poema
aguardo la absolución
por esta práctica de penar
sin tener ninguna prueba
Isabel Mendieta Rodríguez
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