MORFEO Y MORFINA,
van de la mano…,
y ahora vienen las tuyas
a descansar con amapolas
blancas
en el campo sereno de la laguna
Las libélulas descifran la noche,
la luna se esconde en el agua de otras moléculas..
Y mi dama, por fin flota en su lecho de nubes blandas
Se modelan sus piernas de seda,
la lectura se suspende en el camino de humo
que palpo con los brazos extendidos,
cuando el aire mueve corolas,
de una flora que llora junto al oído,
enredada en el paisaje del pelo
rojo, agitó sus alas
que a punto estuvo de perder.
Por eso las volvió a mover
y arrancar con ello aquel dolor
Isabel Mendieta Rodríguez
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